La Ablación:
Nieves Bravo Reyes.
De origen incierto, algunos suponen esta moda o ritual, en el
Antiguo Egipto y de allí se extendió al resto del continente africano, sobre
todo al centro. Además de a varios países de Asia, Europa, Oceanía y América.
Se practica como “rito de iniciación” a la edad adulta.
Sus mayores consecuencias son: la pérdida casi total de
sensibilidad, el trauma psicológico, las
muertes por desangramiento o infecciones, en las semanas posteriores a la
intervención, ya que se realiza de forma rudimentaria, a cargo de curanderas o
mujeres mayores. Realizadas con cristales, cuchillos, piedras, cuchillas de
afeitar, etc. y nunca en centros sanitarios.
Para hacerla ponen a la niña, sin ningún tipo de anestesia, en
el suelo o una silla, sujetándola e inmovilizándola entre varias mujeres,
mientras otra corta y extirpa el clítoris con una piedra o cualquier otra
rudimentaria herramienta; luego hace un corte a lo largo del labio menor y
elimina, raspando, la carne del interior del labio mayor, a ambos lados de la
vulva. Luego, las mujeres que la sujetan, entre ellas la madre, “verifican el
trabajo” a veces, introduciendo los dedos. La cantidad de carne raspada,
depende de la habilidad de la que lo hace. La abertura para la orina y el flujo
menstrual, es mínima.
Después, la anciana aplica una pasta y asegura la unión de los
labios mayores mediante espinas de acacia, que perforan el labio y se clavan en
el otro. Coloca 3 o 4 a través de la vulva. Se fijan con hilo de coser o crin
de caballo. Todo esto no suele bastar para asegurar la soldadura de los labios,
así que atan a la niña desde la pelvis hasta los pies. Inmovilizan las piernas
con tiras de tela.
·
Amputación parcial del clítoris (circuncisión) ó total
(clitoridectomía)
·
La que añade a las anteriores, los labios menores, conservando
los mayores
·
Infibulación, la más agresiva, que añade la extirpación de los
labios mayores, también conocida como “circuncisión faraónica”.
Consecuencias:
·
Inmediatas: dolor intenso, choque, hemorragias graves, tétanos, sepsias
(infecciones), problemas urinarios, llagas en los genitales, lesiones en
tejidos genitales vecinos.
·
A largo plazo: quistes, infecciones recurrentes, en la vejiga y
en la orina, esterilidad, complicaciones del parto, aumento del riesgo de
muerte del recién nacido, necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas.
Hay mujeres en las que la abertura que les queda es tan pequeña,
que cada vez que tienen relaciones sexuales, son desgarradas y tienen que
volver a ser cosidas continuamente, aparte de los problemas y secuelas que le
quedan para poder andar o cojeras, para toda la vida.
Según las
estadísticas, actualmente, afecta a unos 140 millones de mujeres y niñas.
Suele practicarse en la infancia, entre la lactancia y los 15 años,
a fin de evitar que las niñas que la sufren, puedan juzgar y decidir por sí
mismas, al ser mayores.
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