martes, 21 de agosto de 2018

PORTADA: Revista Bib Azahar Nº 5; agosto 2018.

REVISTA BIB AZAHAR Nº 5: Agosto 2018
 
Portada de revista Bib Azahar Nº 5.
 

ÍNDICE DE COLABORADORES; Revista Bib Azahar Nº 5.

REVISTA Nº 5: Agosto 2018
 
Índice de Colaboradores/as Revista Bib Azahar Nº 5.

 
 

HUMANIDADES: El gorila alfarero; José Manuel Martín Aguilera

REVISTA Nº 5: Agosto 2018

El gorila alfarero:
José Manuel Martín Aguilera.

 
 
 
EL GORILA ALFARERO

 
Cada día al salir de casa, nos vemos enfrentados a un número indeterminado de sucesos cotidianos que nuestro cerebro, a modo del de un pobre herbívoro que está a punto de ser devorado por una fiera, interpreta como un enorme peligro, ordenando la segregación de una serie de sustancias en nuestro organismo que por acumulación, de un día para otro, van haciendo que se deteriore de forma general, nuestra salud física y como no, nuestra salud mental.

Todos los días, nos vemos enfrentados contra la sociedad, nuestro lugar en el mundo, parece estar en contraposición al de los demás y nuestros pensamientos, surgen sin cesar: la hipoteca, el trabajo, los niños, el coche, la salud, la muerte. Tratamos de buscar una salida, todo se vuelve negro, monótono, tenemos la sensación de hundirnos en un pozo sin fondo, vamos al médico,  nos aconseja un poco de tranquilidad, algunas pastillas y un cambio en nuestro estilo de vida, tal vez estarían bien unas vacaciones, un poco de deporte… 

Lo intentamos, tratamos de tomarnos las cosas con calma, tal vez con algún cursillo de desarrollo personal; parece que lo tenemos ya todo controlado, pero abandonamos. Un buen día, nos metemos en el coche para acudir a algún hipermercado (lugar donde los ciudadano del nuevo milenio pasan sus ratos de ocio y tiempo libre) y tras varios semáforos y varias circunvalaciones, nos encontramos con un atasco y llegó el infarto; unos minutos después, el ambulancia y la sensación de haber estado perdiendo el tiempo durante toda tu vida. 

¿Nos suena?; este pequeño relato es posiblemente, una metáfora de nuestra propia vida. 

Yo siempre digo a las personas que me rodean, que todos/as, llevamos una especie de gorila en nuestro interior y este se revela en determinados momentos, es muy fácil de detectar este momento, cuando el gorila gruñe demasiado, es que algo anda mal. 

 Es un ejemplo algo simpático y simplón, pero a la vez tremendamente realista; vivimos contra natura; hacen falta al menos otras tres cosas más para encontrar el equilibrio, que añadir a las tres tradicionales que descubrimos en nuestra más tierna infancia en aquellos libros de texto escolares, que nos definían como seres vivos; ¿os acordáis?:  

·        Nutrición

·        Relación

·        Reproducción
 

Tal vez, durante algunos años de nuestra vida, especialmente, durante nuestra adolescencia, seamos felices con esto, tan solo, necesitamos estar sentados con nuestro “smart phone” en un restaurante de comida rápida, para tener al menos dos de estas necesidades vitales ya cubiertas; la tercera, tal vez se produzca ocasionalmente unas horas más tarde en ese mismo día; según esto, ya seríamos seres vivos. 

Pero, al gorila interior, con la edad y la experiencia, no le va bastando ya con esto; este, necesita, de vez en cuando: subirse a algún árbol o a una peña, estar rodeado de vegetación y estar cerca de algún arroyo, necesita lanzar un palo al aire, ver como una piedra rebota varias veces seguidas sobre la superficie del agua y gritar de vez en cuando mirando al infinito, marcar algún objeto, dejar evidencia de que ha estado por una u otra parte, desplazarse,  hacer agujeros en el terreno, fabricarse alguna herramienta y tener la suerte de descubrir a otro ser vivo, de naturaleza salvaje en plena naturaleza;  esto último, es algo así como una experiencia mística en plena naturaleza, un suceso paranormal, para los que hemos tenido la suerte de experimentarlo.
 

Estos tres consejos, me atrevo y permito daros, para ser más felices: 

 
Sacar al gorila de paseo por su entorno natural, lejos del asfalto y dejar a este  subirse a un árbol de vez en cuando, a una montaña o meterse en un río o el mar, (si no os gustan los árboles, o tenéis aversión a la naturaleza, mal asunto, el gorila, está en peor estado de lo que debiera). Si el gorila, está en lo alto de un árbol, montaña o sumergido en el agua; dejadlo tranquilo reflexionar en calma con la mirada absorta hacia el infinito; luego, dejad que este utilice sus manos, facilitándole un palito, un pedrusco, algo de agua y arena, con esto, nos bastará para que se tranquilice.
 

Así pues: 

·        Ejercicio, para vaciar un poquito ese vaso que se desborda de pequeñas gotas grises y turbias.

·        Meditación, para evitar ver todas las gotas de agua, de color gris y que estas nos afecten tanto, permitir entrar al espectro luminoso en nuestras mentes.

·        Alguna actividad plástica, para no buscar más gotitas grises de las que necesitamos, mirando constantemente a nuestro alrededor.
 

Os hablaré de esta última, ya que personalmente, tengo la suerte de trabajar todos los días, con palitos, agua, arena y alguna piedra a través de la cerámica. 

La cerámica es amable al primer contacto y nos mantendrá interesados durante toda nuestra vida; nunca conseguiremos dominarla ni satisfacer nuestra curiosidad; será nuestra propia Sherezade de esas historias interminables de los cuentos de las mil y una noches. 

¿Por qué la cerámica?, la cerámica es dócil al tacto, amable en cuanto a los resultados iniciales, nos recuerda nuestros primeros juegos en la arena, con el agua, el barro en definitiva, es una experiencia muy personal y natural, no hacen falta herramientas en principio, (aunque seremos felices con un palito), que sin embargo, nos permite con el tiempo la utilización de técnicas de gran complejidad en la medida que evolucionamos en su uso. 

A Través del trabajo con la arcilla, establecemos una vía de comunicación directa y alternativa con nuestra propia personalidad, ese gorila que llevamos dentro,  que para nuestro caso, ya es un “Gorila alfarero” nos ayudará a realizar un ejercicio de introspección  y autoconocimiento. Las emociones y nuestros sentimientos, saldrán a la superficie de manera más fluida, mejorando nuestro propio autoconocimiento y nuestra propia autoestima. 

 Para un psicoterapeuta, la expresión artística y en nuestro caso, a través de la arcilla o la cerámica, se revelan como una herramienta eficaz para reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión, en un primer nivel,  que en algunos casos, pueden acabar explosionando en comportamientos agresivos hacia los demás y hacia uno mismo. 

La expresión artística como actividad y como terapia, es por tanto una buena herramienta para la inclusión social. 

Un/a  gorila, jugando con el barro, establece comunicación con el contexto psicoterapéutico, principalmente cuando las técnicas más convencionales no son suficientes para que sea posible la conexión con el yo interior. Una obra de arte expresa aquello que el artista quiere volcar, muestra su yo más interno y permite que salgan a la luz multitud de pensamientos y sentimientos, todo ello a partir de la propia creación.  

Por otra parte, los trabajos realizados, sirven como toda una declaración de intenciones sobre nuestros sentimientos hacia los seres más queridos que por circunstancias temporales, no vemos; es una manera de hacer tangible y palpable hacia los demás, nuestra propia evolución interior; dejaremos de gruñir, y apareceremos en nuestras casas, con un bonito tiesto pintado o no, de algún color. 

Tal vez ha llegado el momento de relajarnos un poco y de dedicar 4 o 5 horitas semanales a desconectar un poco del día a día, se trata de hacer más soportable lo cotidiano, hay una gran variedad de propuestas en nuestra sociedad. 

No olvidéis de vez en cuando, subiros respetuosamente eso sí a algún árbol, y daros un paseo. 

RELATOS CORTOS: Una sola palabra; Fran Liberpit

REVISTA Nº5: Agosto 2018

Una sola palabra:
Fran Liberpit.

 
 
UNA SOLA PALABRA 

-Lloraba como un niño porque simplemente era un niño. –Asentía para no perderme.

Pero aquel niño, desaliñado y triste, no encajaba en aquel entorno. Estaba de pie y miraba absorto el cuadro de Enrique Simonet “Y tenía corazón”. Lloraba. Sus ojos no desprendían lágrimas de dolor. Eran unas lágrimas quedas, aferradas a los ojos, para no caer del lagrimar. Se veía perfectamente la obra reflejada en sus ojos.

-¿Qué verá el niño que tanta emoción le despierta? –No paraba de preguntarme.

Su absoluta inmovilidad empujó mi curiosidad a saber qué diantres veía aquel muchacho en aquél cuadro.

-¿Te has perdido? ¿Cómo te llamas? –Le pregunté para romper el hielo.

El silencio permaneció incólume en la sala del museo.

-¿Te da miedo? –Volví a insistirle.

Ni voz, ni alma, salvo su gélida expresión, que no desviaba su mirada de aquel óleo.

Sus diminutos puños empezaron a cerrarse, como de rabia, al igual que su mandíbula y los brazos, que temblaban sin control.

Algo le pasaba a aquel chico.

-¿Puedo ayudarte? –Le pregunté preocupado y un poco nervioso, sin saber qué hacer.

De pronto, dio un paso hacia delante, lentamente, y acercándose al cuadro, hacia la mujer tendida, le dijo en voz baja:

-¡Mamá! –Pero era tal el silencio, que resonó en la sala como si estuviéramos en un túnel. Esa fue la primera, y la última palabra que escuché del muchacho.

Una muchedumbre irrumpió en la sala como un alud, y cuando quise dar cuenta, el niño desapareció absorbido por ella.

Por más que busqué y rebusqué, exprimiendo las salas como si hubiera perdido a mi hijo, no logré verle de nuevo.

Nadie sabía nada del niño y nadie le había visto.

-¿Dónde se habrá metido? ¿Qué hará aquí un niño solo como ese? –empecé a preguntarme.

Inconclusas preguntas a las que jamás encontraría respuestas.

Y mirando el lienzo, con desespero pero sin rendición, intenté averiguar algo más.

-¿Qué habrá querido decir con “Mamá”? No puede ser su madre -Pensé.

-¿Se parecerá su madre a la difunta del cuadro? ¿Habría algo en aquella mujer que le recordaba a su madre: su pelo hirsuto, su silueta bien definida, sus pechos…? ¿Murió de forma violenta? ¿Sería el padre un maltratador como pudiera parecerle el doctor que sostiene el corazón de la mujer, o por el contrario fue él el que le salvó la vida al trasplantárselo? ¿Sus puños cerrados, por qué? ¿Eran por resentimiento, o de tristeza por perder cuanto amaba? –De nuevo, me salían las preguntas en barrena.

Me detuve mirando al hombre del cuadro, el forense, con el corazón aún vivo asido a su mano izquierda, y con la mirada tranquila y perpetua, alumbrado por el contraste de sombras. -Parece más preocupado por el órgano que por la persona que yace a su lado –pensé. Así que, el hombre y la mujer no podían tener un vínculo de afección.

-¿Por qué no mencionó el niño a aquel hombre? Simplemente, porque no era protagonista de su vida -sentencié.

La madre pudo ser toxicómana, o dada a las artes de la lujuria, pero entonces, ¿por qué se emocionó de aquella manera? No, no puede ser: el vínculo con la madre era fuerte y hedonista. ¿Pero y si las lágrimas eran por la tranquilidad de verla muerta?

Esos raciocinios antagónicos, no fueron más que el principio de mi fantasía.

Pese a conocerme el museo como la palma de mi mano, me sentí ignorante de todo lo que me rodeaba. Como un niño.

Volví a visitar el museo, por si me encontraba de nuevo a aquel muchacho, pero lo único que logré encontrar, fue el gran cuadro “Y tenía corazón”, que ya nunca volví a ver como antes.

Aquel niño misterioso, me enseñó a ver, con una sola palabra. 

Fran Liberpit 2018

NÚTRICIÓN: Sopa de Maimones; Irene Aijón

REVISTA Nº 5: Agosto 2018

Sopa de Maimones:
Irene Aijón.

 
SOPA MAIMONES

La riqueza de las huertas malagueñas, unidos a la historia, las costumbre, el ingenio e incluso a veces la necesidad hicieron combinar productos y consiguieron nuestros antepasados que la gastronomía de nuestra tierra sea una de las más ricas y variadas de nuestra península.
Por el nombre, es de origen semítico. Los pueblos semitas (acadios, asirios, hicsos, y hebreos), cuyo origen primigenio está en el desierto arábigo. De hecho, el nombre de la sopa procede de la palabra hebrea “mayim” que significa agua. Es por lo que se cree que la clásica “sopa de ajo”, la sopa de maimones son de origen judío, aunque no hay prueba de ello.
Los Maimones es una sopa de ajo es autóctona de los pueblos malagueños, uno de los platos más tradicionales de la cocina de Iznate, Istan, Macharaviaya, Casares … aunque ya es conocida en el resto de España, es muy peculiar ya que se puede preparar tanto en verano como en invierno y los ingredientes son fáciles de tener en casa asiduamente.
Con éste curioso nombre se conoce en casi toda Andalucía, la sopa de ajo, o sopa de huevo.
La receta varía según el pueblo del que proceda añadiendo su toque personal. Pero no olvidemos que la base de esta receta es agua, pan, ajo y aceite. Con estos alimentos conseguimos una sabrosa sopa. Debemos elegir un buen pan cateto que tenga solera, ósea que lleven al menos cuatro días elaborado.
Ahora os dejo la receta que me la ha pasado mi suegra. Ella me contaba que esta sopa tiene unas connotaciones emocionales ya que ha pasado de generación en generación procedente del pueblo de Ardales. Recuerda como la elaboraban en cazuelas de barro al fuego con el pan cateto que se les quedaba duro, ese sabor encarna el reencuentro con los productos de nuestra tierra.
Los ingredientes de esta receta es un poco a ojo según los comensales. 

Ingredientes para un plato: 

Una rebanada de Pan cateto, 1 litro de agua, 3 dientes de ajo, sal,  un huevo, un par de lascas de jamón serrano y un buen aceite de Oliva Virgen Extra. 

Los pasos a seguir: 

Cortar el pan cateto en rebanadas de un centímetro de grosor, los ajos en trozos muy pequeños. Calentaremos el agua, le echamos un poco de sal y reservamos.

En una cazuela o sartén pondremos aceite para freír lo justo para que no sobresalga del pan. Primero pondremos los ajos y antes de que lleguen a dorarse incorporaremos el pan cateto lo doraremos un poco sin llegar a tostar. Luego verteremos el agua caliente poco a poco, lo mantendremos unos 20 minutos a fuego medio siempre mirando que no nos quedemos sin agua, si fuera necesario agregar más para que tengamos caldo. Pasado este tiempo batiremos huevos y se lo echaremos al caldo. Procederemos a bajar el fuego y mantenerlo tapado hasta que haya cuajado uno o dos minutos. Apartar la sopa del fuego.

Una variante de otros pueblos malagueños es incorporarle lonchas de Jamón al caldo terminado.

En una cacerolita echar un buen chorreón de aceite de oliva una vez caliente pasar las lonchas de jamón, vuelta y vuelta, con cuidado de que no se quemen, sacar y reservar.

Y ya tenemos nuestra sopa, tenéis que estar atento a los tiempos de cocción para que quede una sopa consistente.
 
Espero que os guste la receta y podáis seguir aportándola a generaciones.

jueves, 9 de agosto de 2018

POESÍA: Soñar para existir; Lourdes Hernán Pérez

REVISTA Nº 5: Agosto 2018
 
Soñar para existir:
Lourdes Hernán Pérez.

 
 
Soñar para existir
 
Seguiré soñando,
para sentir la lluvia transparente
en las heridas de los versos,
buscando la respuesta metafísica
que haga liberar al universo.
 
Seguiré soñando,
mientras sienta en mi ser
el balanceo del viento
enredándose en el secreto de la carne,
soplando los humanos pensamientos.
 
Seguiré soñando,
persiguiendo el dorado fuego
para que se pose el enigma
de este repetido invierno,
escribiendo el polen del estigma.
 
Seguiré soñando,
con mis pies descalzos
acariciando las semillas de la tierra
hasta que germine el misterioso silencio,
renaciendo el gran amor que se encierra.
*** 
Lourdes Hernán

POESÍA: Sensaciones con Federico; Roberto J. Martín

REVISTA Nº 5: Agosto 2018
 
Sensaciones con Federico:
Roberto J. Martín.
 
 
 
 
SENSACIONES CON FEDERICO
«Hexasextina» 
 
Sintiendo la extrañeza de tu ausencia,
y buscando insistente tu poesía
para vivir mi amor eternamente,
el sueño permanente 
de vivir la alegría,
si aún es persiguiendo tu existencia. 
 
 
Sintiendo la extrañeza de abstinencia,
vivir las sensaciones que rehuía,
tener la agilidad que amargamente
da la poesía ausente,
que sí, el mundo usaría        
con su total sentido y su confluencia.  
 
 
Vivir las sensaciones que tenía   
así tu mundo pueda  en consistencia,
cuando creas con tu pluma, ya emergente  
poesía de tu gente,
soñar con complacencia,
con la música y letras  que sentía.
 
             
Cuando creas, tu Granada se resiente, 
junto al Darro, corren con osadía
las agua del Genil con tal anuencia,
ríos que en su valía
van los dos en confluencia,
y ceden un carácter consistente.
 
Ríos que en su camino llegaría
a su escritura pura y persistente,
sentimientos expuestos sin clemencia
convertido a su ciencia, 
con su verso imponente
perseguida en su vida la poesía.
 
Con su prosa formando la existencia,   
ya sintiendo tu verso yo estaría,       
viviendo la poesía de mi mente 
de actitud diligente,
mi sueño lloraría,
pidiendo a la hermosura su ausencia.
***
 
Roberto J. Martín

POESÍA: Vuelos; Carmen Aguirre

REVISTA Nº 5: Agosto 2018

Vuelos:
Carmen Aguirre




VUELOS

 
Y volaré por el cielo...

y cruzaré el ancho mar...

que no hay cadenas que impidan

mis deseos de volar.

 
Que aunque esté atada a la tierra

por mi condición mortal,

las alas del corazón

me liberan de este mal.

 
Y ya renaceré libre

en mi camino hacia el mar...

Y las penillas que tengo

aquí las voy a dejar.
***
 
Carmen Aguirre 

25-3-2008

POESÍA: Las manos de mi madre; María Isabel Castro Rivera

REVISTA Nº 5: Agosto 2018
 
Las manos de mi madre:
María Isabel Castro Rivera.
 
 
 
LAS MANOS DE MI MADRE
 
Las manos de mi madre;
fuertes y poderosas,
pan de firme esperanza.
 
Las manos de mi madre;
descarnadas y agiles
como pájaro al aire.
 
Las manos de mi madre;
tiernas, de tacto suave
prestas a dar caricias.
 
Las manos de mi madre;
presencia  recordada
sufrimiento que inquieta.
 
Las manos de mi madre;
llamaradas de vida
agua que apaga mi sed.
 
Las manos de mi madre;
así las recuerdo yo
y así las añoro.
***
 
María José Castro Rivera

AUTORES/AS Y SU OBRA: Berenice Abbot; Sonia Rive

REVISTA Nº 5: Agosto 2018


Berenice Abbot; del retrato a la belleza estética de la fotografía científica:
Sonia Rive

 
 Berenice Abbot: Del retrato a la belleza estética de la fotografía científica.
 
Dentro de las artes, tenía pendiente la fotografía, y si tenemos en cuenta que ésta no siempre fue considerada un arte y mi obsesión por los años veinte y por las artistas lesbianas de esa época, digamos que se prometía complicado  encontrar a una mujer que, a pesar de ello,  llegara  a ser una de las grandes figuras de la historia de la fotografía.  Bicheando por las redes la encontré:  
Berenice Abbott, una artista cuyos retratos influyeron en la fotografía documental y artística del siglo XX. Descubrámosla.
Berenice Abbott (Ohio, 1898 – Maine, 1991) siempre tuvo clara su vocación artística. A los 20 años de edad, se  traslada desde su ciudad natal Springfield a Nueva York para estudiar escultura. Tres años más tarde, la artista norteamericana decide viajar a Europa  en busca de la vanguardia artística.
 
En París, conoce a  Jean Cocteau, James Joyce, André Gide, Max Ernst o Peggy Guggenheim, populares artistas vanguardistas que fueron algunos de los rostros que protagonizaron sus primeros retratos fotográficos, una actividad que compaginó con su trabajo como asistente de Man Ray entre 1923 y 1925.
 
Su  contribución a la historia de la fotografía  también fueron sus vívidos retratos de lesbianas y bisexuales. Entre ellas, las jóvenes escritoras expatriadas lesbianas Margaret Anderson, Jane Heap, Sylvia Beach, Bryher, Janet Flanner, así como el artista Gwen Le Gallienne.  En este sentido, de ella se dijo que contribuyó a "fijar un nuevo modelo de lesbiana basado en la realidad y no en el prejuicio patológico". En su trabajo "hay una clara intencionalidad de llegar a nuevos modelos de representación de la mujer que no la traten como mero objeto frente a la cámara".   
Para Abbott, especialmente inspiradora  fue la obra del reconocido fotógrafo francés, Eugène Atget, y la aspiración de éste por «captar el París que iba desapareciendo». Las obras de Atget despertaron en ella el  interés por los paisajes urbanos sometidos al demoledor paso del tiempo, y  la llevaron,  años más tarde, a comenzar su trabajo más reconocido, el proyecto titánico de fotografiar Nueva York desde cientos de encuadres con un estilo documentalista en el que estuvieron presentes los elementos que marcan la vida de tantos artistas: el origen humilde, la dedicación vehemente, la penuria económica, la injusta falta de reconocimiento en la vida y la devoción de crítica y público a modo de triunfo póstumo.  
 

Abbot pasó 10 años retratando la urbe pero, como solía decir, “hacer el retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente, porque la ciudad está cambiando siempre”.
 
 
A Berenice Abbott, sin duda, le inspiraban los cambios. Su cámara, Nueva York y París fueron los únicos elementos que, de una manera u otra, siempre formaron parte de su crecimiento artístico.
 
Fotografía realizada por Abbott a su amante,  la crítico de arte, Elizabeth McCausland , con la que convivió desde 1935 hasta la muerte de McCausland en 1965.
 

PORTADA DE REVISTA: Bib Azahara Nº 6; septiembre 2018

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