jueves, 9 de agosto de 2018

AUTORES/AS Y SU OBRA: Berenice Abbot; Sonia Rive

REVISTA Nº 5: Agosto 2018


Berenice Abbot; del retrato a la belleza estética de la fotografía científica:
Sonia Rive

 
 Berenice Abbot: Del retrato a la belleza estética de la fotografía científica.
 
Dentro de las artes, tenía pendiente la fotografía, y si tenemos en cuenta que ésta no siempre fue considerada un arte y mi obsesión por los años veinte y por las artistas lesbianas de esa época, digamos que se prometía complicado  encontrar a una mujer que, a pesar de ello,  llegara  a ser una de las grandes figuras de la historia de la fotografía.  Bicheando por las redes la encontré:  
Berenice Abbott, una artista cuyos retratos influyeron en la fotografía documental y artística del siglo XX. Descubrámosla.
Berenice Abbott (Ohio, 1898 – Maine, 1991) siempre tuvo clara su vocación artística. A los 20 años de edad, se  traslada desde su ciudad natal Springfield a Nueva York para estudiar escultura. Tres años más tarde, la artista norteamericana decide viajar a Europa  en busca de la vanguardia artística.
 
En París, conoce a  Jean Cocteau, James Joyce, André Gide, Max Ernst o Peggy Guggenheim, populares artistas vanguardistas que fueron algunos de los rostros que protagonizaron sus primeros retratos fotográficos, una actividad que compaginó con su trabajo como asistente de Man Ray entre 1923 y 1925.
 
Su  contribución a la historia de la fotografía  también fueron sus vívidos retratos de lesbianas y bisexuales. Entre ellas, las jóvenes escritoras expatriadas lesbianas Margaret Anderson, Jane Heap, Sylvia Beach, Bryher, Janet Flanner, así como el artista Gwen Le Gallienne.  En este sentido, de ella se dijo que contribuyó a "fijar un nuevo modelo de lesbiana basado en la realidad y no en el prejuicio patológico". En su trabajo "hay una clara intencionalidad de llegar a nuevos modelos de representación de la mujer que no la traten como mero objeto frente a la cámara".   
Para Abbott, especialmente inspiradora  fue la obra del reconocido fotógrafo francés, Eugène Atget, y la aspiración de éste por «captar el París que iba desapareciendo». Las obras de Atget despertaron en ella el  interés por los paisajes urbanos sometidos al demoledor paso del tiempo, y  la llevaron,  años más tarde, a comenzar su trabajo más reconocido, el proyecto titánico de fotografiar Nueva York desde cientos de encuadres con un estilo documentalista en el que estuvieron presentes los elementos que marcan la vida de tantos artistas: el origen humilde, la dedicación vehemente, la penuria económica, la injusta falta de reconocimiento en la vida y la devoción de crítica y público a modo de triunfo póstumo.  
 

Abbot pasó 10 años retratando la urbe pero, como solía decir, “hacer el retrato de una ciudad es el trabajo de una vida y ninguna foto es suficiente, porque la ciudad está cambiando siempre”.
 
 
A Berenice Abbott, sin duda, le inspiraban los cambios. Su cámara, Nueva York y París fueron los únicos elementos que, de una manera u otra, siempre formaron parte de su crecimiento artístico.
 
Fotografía realizada por Abbott a su amante,  la crítico de arte, Elizabeth McCausland , con la que convivió desde 1935 hasta la muerte de McCausland en 1965.
 

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PORTADA DE REVISTA: Bib Azahara Nº 6; septiembre 2018

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