REVISTA Nº 3: junio 2018
La Trapecista:
Yohana Anaya Ruiz
LA TRAPECISTA
Niño prodigio,
aprendió rápido a coser y leer.
A amar,
lentamente con el paso de los años.
La primera vez,
Hostensia Buslay voló dentro de sus ojos
y sus latidos
dejaron de doler.
La deseaba: su
boca, su cuerpo, su mirada.
Él la miraba y ella…volaba
y volaba.
Todos los días, su reloj le mostraba el
atardecer.
Poco después, la noche le cogía de la
mano y
y pedir un deseo, como el que mira al
cielo:
que ese sueño nunca se diese por acabado.
Una noche más llegó, puntual,
y con una rosa escondida en el pecho
pero la carpa del circo tenía nuevo
destino.
El rojo de su cuerpo comenzó a
coagularse.
Su perfume, tan alegre, se agotó.
Aquella flor tan erguida se moría en sus
manos.
Su última caricia, recibida a través de
sus lágrimas.
Ella no volvió
y las noches pasaron,
los años se fueron caducando
y Rubén Darío nunca volvió a ver
otra estrella fugaz tan cerca de sus
labios.
Yohana
Anaya Ruiz
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